Historia del Wrestling - The Tupelo Concession Stand Brawl
The "Tupelo Concession Stand Brawl"…Por César del Campo de Acuña
“Hardcore wrestling”…un término muy popular desde mediados de los años 90 que ha transformado completamente la industria del wrestling profesional para bien o para mal y que consigue que muchos aficionados se pregunten ¿cuando comenzó?, ¿Dónde empezó todo? La respuesta no es nada sencilla ya que desde mediados del siglo pasado los combates salvajes donde se llegaban a utilizar objetos prohibidos como sillas, la campana del ring e incluso cadenas eran algo frecuente pero no usual.
En los años 60 y 70 The Crusher y The Bruiser eran famosos por los sangrientos y brutales combates que libraban contra otros equipos de la época en el área de Chicago y en el territorio de Texas este tipo de contiendas siempre fueron populares. Pero sin lugar a dudas donde mas famosos se hizo este estilo fue en el sur, en Memphis, Tennessee.
Los aficionados de ese territorio desde la llegada de Jackie Fargo habían disfrutado de las más sangrientas, feroces y realistas batallas que jamás nadie había presenciado sobre un cuadrilátero. De hecho Jackie Fargo popularizo tanto este tipo de luchas que empezaron a ser conocido entre los seguidores locales como “Combates Fargo” aunque el luchador no estuviera implicado en ellos.
Hay que entender que estos combates obedecían a una lógica concreta dentro de los programas y rivalidades. Por norma general, los enfrentamientos que llevaban a estas peleas sin descalificación venían precedidos por una marcada competencia entre dos luchadores que se odiaban a muerte y a los que las normas de la competición no podían retener más hasta llegar a un punto donde la promoción solo podía pautar un combate donde el arbitro solo tuviera poder para hacer el conteo de tres en la lona y no podía impedir a ninguno de los contendientes hacer nada. No importaba el nombre con el que se bautizara al combate, lo único que los aficionados necesitaban saber es que se trataba de una lucha sin descalificación que en términos prácticos era presentada como un combate a vida o muerte.
Hasta entonces, los enfrentamientos que ponían punto y final a las más violentas rivalidades eran los famosos combates de jaula, pero la nueva modalidad cada día ganaba más y más adeptos a pesar de que muchos promotores conservadores pensaban que este tipo de contiendas podían quemar un territorio y las consideraban ridículas. La popularidad de los enfrentamientos sin descalificación llego a un punto en el que ningún aficionado quería perderse ninguna de las peleas del “luchador más duro del mundo” Jackie Fargo que demostraron ser las que más localidades vendían en las diferentes arenas del territorio.
Pero a pesar de estos antecedentes no es hasta el verano de 1979, concretamente el 15 de junio en Tupelo, Mississippi, ciudad natal del inmortal Elvis Presley, donde el “hardcore wrestling” nace. Jerry Jarrett, padre del luchador Jeff Jarrett y famoso promotor en el territorio de Tennessee, se hizo en 1977 con el territorio de Nick Gulas y fundo la promoción Continental Wrestling Association. Dos años después de su creación la compañía comenzó a tener problemas ya que la asistencia a los eventos semanales había descendido drásticamente y en aquellos tiempos las ganancias en taquilla lo eran todo.
Jarret encontró en la figura de Robert Fuller el culpable del drástico descenso de entradas vendidas. Fuller, que años más tarde seria conocido como Col. Robert Parker en WCW y como Tennessee Lee en WWF, por aquel entonces se encargaba del programa y de la gestión del talento como ya había echo con anterioridad para la promoción Southeastern Championship Wrestling de su hermano Ron. Desafortunadamente el éxito del que Fuller había disfrutado en la empresa de su hermano no le acompaño en la compañía de Jerry Jarrett y a pesar de haber instalado en el territorio a los mismos luchadores, y amigos, con los que tuvo éxito en el 77 y el 78 las cosas no funcionaron.
Jarret no tuvo mas remedio que deshacerse de Fuller y hacerse cargo el mismo del programa y de la gestión de talento para encontrar un nuevo problema. Tras el último evento del que Fuller se hizo cargo, 11 de junio de 1979, la mayor parte de los luchadores que habían estado ocupando las marquesinas y los programas principales se habían marchado del territorio siguiendo los pasos de Fuller. Jerry Jarrett se encontraba entre la espada y la pared, necesitaba algo tan nuevo y fresco que tuviera a todo el mundo hablando de ello y que permitiera a la promoción capear el temporal hasta que pudiera traer nuevas estrellas y preparar nuevos programas.
Para su siguiente evento Jerry Jarrett decidió programar a sus actuales campeones por parejas, y pilares de la compañía, Jerry Lawler y Bill Dundee en un combate en los que los cinturones estarían en juego contra Larry Latham y Wayne Farris dos jóvenes luchadores que habían estado formando equipo, haciéndose llamar The Blonde Bombers, las dos semanas previas al evento. La brutal contienda mantuvo en vilo a los trescientos aficionados que se reunieron aquella noche en Tupelo, Mississippi y tras un feroz enfrentamiento, donde los cuatro hombres acabaron sangrando, los “chicos malos” The Blonde Bombers se hicieron con la victoria, y con los cinturones de Lawler y Dundee, por medio de diferentes artimañas.
Tras el combate, y en medio de la celebración de los vencedores, unos iracundos Dundee y Lawler atacaron brutalmente a los nuevos campeones sacándolos del cuadrilátero a golpe de cinturón. La lucha, continuo por los pasillos y afortunadamente Lance Rusell, a mi juicio el mejor comentarista que ha existido en la industria del wrestling profesional junto a Gordon Solie y Jim Ross mando a los cámaras a grabar todo aquello ya que estos ya habían apagado las cámaras al estar grabando tan solo los combates para el “show B” de televisión. Una vez la imagen volvió y el comentarista bajo los escalones que le separaban de su posición de la trifulca para continuar narrando los hechos, los cuatro luchadores se encontraba batallando en el interior del ambigú del Tupelo Sports Arena y estaban destrozando el local en su bestial refriega.
La salvaje trifulca se había
convertido en una autentica batalla campal donde durísimas patadas y puñetazos
eran lanzados por los miembros de ambos equipos a la vez que estos utilizaban
todo tipo de utensilios, como tarros de galletas, fregonas, escobas, sillas, mesas e incluso
una maquina de palomitas…para infligir el máximo daño a sus rivales. El público
asistente no podía creer lo que veía, los dos equipos estaban intentando
aniquilarse a la vez que asolaban el recinto y la situación parecía estar
totalmente fuera de control. Jarrett hizo
aparición para poner paz, pero fue como adentrarse en el ojo de un huracán ya
que el promotor fue atacado y derribado y hasta que no llegaron los miembros de
seguridad nadie pudo poner punto y final al bárbaro espectáculo. Tras la
tormenta, el bar del Tupelo Sports Arena
había sido demolido por los precursores del “hardcore wrestling”; La pequeña
cantina parecía un vertedero plagado de cristales rotos, sangre, utensilios
machacados y litros y litros de mostaza cortesía de una jarra que contenía
A la mañana siguiente, en Memphis Tv, la cinta fue exhibida completa y sin corte alguno convirtiéndose en la piedra angular entorno a la que giraban todas las conversaciones de los aficionados de la zona. A pesar de ser un territorio acostumbrado a los más cruentos y salvajes enfrentamientos nadie había visto jamás nada como esto. La cinta no paraba de exhibirse, y cuando llego a los mercados que recibían la programación de la promoción con una semana de retraso se convirtió en tal éxito que nadie quiso perderse nada de lo que ocurriera en la empresa de Jarrett.
Las revanchas fueron programadas para todos los eventos que se celebrarían en el territorio y el número de entradas vendidas por espectáculo volvió a crecer. Jerry Jarrett había conseguido revitalizar el negocio e insuflarle una bocanada de aire fresco gracias a todo lo que ocurrió tras el combate, combate que para muchos supuso el inicio del “hardcore wrestling” tal y como lo conocemos hoy. Jerry Lawler asegura que a pesar de los años pasados, hoy en día muchos aficionados se le acercan para preguntarle por la trifulca que ocurrió tras el combate en Tupelo, Mississippi en junio del 79.
Lo que nadie se paro a pensar es que el éxito de aquella lucha venia derivado de la frescura y novedad que suponía a los ojos de los aficionados. La sobreexplotación del concepto podía quemar un territorio o convertirlo en un chiste como los promotores mas conservadores habían auspiciado tiempo atrás con los “combate Fargo”. La prueba inequívoca de que el éxito de la contienda derivaba de su originalidad quedo latente en los dos intentos que se hicieron de duplicar la notoriedad de la original.
El segundo "Tupelo Concession Stand Brawl" ocurrió sin que llegara a celebrarse el primer aniversario del primero. Con el negocio otra vez de capa caída y con Lawler lesionado, Jarrett programo a The Blonde Bombers contra Robert y Ricky Gibson. El hecho de que el combate no incluyera a los hombres más importantes de la empresa y a que el original aun estaba fresco en la memoria de los aficionados hizo que esta segunda y descafeinada versión no levantara ni la mitad de la polvareda que su predecesora.
La tercera vez que se puso en acción algo similar quedo demostrado que el concepto estaba agotado. En septiembre de 1981, una vez mas en Tupelo, Mississippi Eddie Gilbert y Ricky Morton hicieron frente al equipo de Masa Fuchi y Atsushi Onita guiados por la leyenda del wrestling de Memphis Tojo Yamamoto. Sin lugar a dudas esta versión fue la contienda más feroz y dura de las tres conocidas pero lamentablemente, como la segunda, no consiguió afectar en modo alguno a la salud del negocio.
La reflexión que nos deja todo esta historia es que si los aficionados se acostumbran a ciertas cosas, nada les sorprenderá y a la larga el negocio se resentirá de su propia incapacidad para generar expectación. Desde mi punto de vista, este pequeño bocado de la historia del wrestling americano ejemplifica de manera evidente los males que el exceso de uso y el abuso que se ha hecho del mal llamado “hardcore wrestling” ha hecho al negocio del wrestling profesional.
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